At Lazarus’ Tomb

03-26-2023Weekly ReflectionDr. Scott Hahn

As we draw near to the end of Lent, today’s Gospel clearly has Jesus’ passion and death in view. That’s why John gives us the detail about Lazarus’ sister, Mary—that she is the one who anointed the Lord for burial (see John 12:3, 7). His disciples warn against returning to Judea; Thomas even predicts they will “die with Him” if they go back.

When Lazarus is raised, John notices the tombstone being taken away, as well as Lazarus’ burial cloths and head covering —all details he later notices with Jesus’ empty tomb (see John 20:1, 6, 7).

Like the blind man in last week’s readings, Lazarus represents all humanity. He stands for “dead men”— for all those Jesus loves and wants to liberate from the bands of sin and death.

John even recalls the blind man in his account today (see John 11:37). Like the man’s birth in blindness, Lazarus’ death is used by Jesus to reveal “the glory of God” (see John 9:3). And again like last week, Jesus’ words and deeds give sight to those who believe (see John 11:40).

If we believe, we will see—that Jesus loves each of us as He loved Lazarus, that He calls us out of death and into new life.

By His Resurrection Jesus has fulfilled Ezekiel’s promise in today’s First Reading. He has opened the graves that we may rise, put His Spirit in us that we may live. This is the Spirit that Paul writes of in today’s Epistle. The same Spirit that raised Jesus from the dead will give life to we who were once dead in sin.

Faith is the key. If we believe as Martha does in today’s Gospel—that Jesus is the resurrection and the life—even if we die, we will live.

"I have promised and I will do it,” the Father assures us in the First Reading. We must trust in His word, as we sing in today’s Psalm—that with Him is forgiveness and salvation.

A service of the St. Paul Center for Biblical Theology www.SalvationHistory.com.

Después de los pasajes de los domingos pasados sobre la samaritana y el ciego de nacimiento, que nos revelaban a Jesús como agua viva y luz del mundo, este quinto domingo de Cuaresma nos presenta el relato de la resurrección de Lázaro, el séptimo signo o milagro narrado por san Juan, el último y más portentoso, y que revela a Jesús como señor de la vida y de la muerte.

“En el Evangelio de hoy —comentaba Benedicto XVI—, escuchamos la voz de la fe de labios de Marta, la hermana de Lázaro. A Jesús, que le dice: ‘Tu hermano resucitará’, ella responde: ‘Sé que resucitará en la resurrección en el último día’ (Jn 11, 23-24). Y Jesús replica: ‘Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá’ (Jn 11, 25). Esta es la verdadera novedad, que irrumpe y supera toda barrera. Cristo derrumba el muro de la muerte; en él habita toda la plenitud de Dios, que es vida, vida eterna. Por esto la muerte no tuvo poder sobre él; y la resurrección de Lázaro es signo de su dominio total sobre la muerte física, que ante Dios es como un sueño (cf. Jn 11, 11)”

Una vez abierto el sepulcro, Jesús grita: “¡Lázaro, sal fuera!” (v. 43). Lázaro era la forma griega del nombre hebreo Eleazar, que significa ayuda de Dios. Lázaro se convierte en el preludio de lo anunciado por Jesús: “Viene la hora, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oyeren vivirán” (Jn 5,25). Jesús tiene poder sobre la muerte porque también lo tiene sobre el pecado, que es su causa. Por eso de algún modo, los lienzos que atan y envuelven a Lázaro representan no solo las ligaduras del sheol sino también las del pecado.

El Papa Francisco lo explicaba así: “el gesto de Jesús que resucita a Lázaro muestra hasta dónde puede llegar la fuerza de la Gracia de Dios, y por lo tanto, donde puede llegar nuestra conversión, nuestro cambio… ¡No hay ningún límite a la misericordia divina ofrecida a todos! El Señor está siempre listo para levantar la piedra tumbal de nuestros pecados, que nos separa de Él, luz de los vivientes”. Si nos fijamos en un detalle, Jesús no actúa directamente sobre Lázaro, sino que cuenta con la mediación de otros para que lo desaten. En estos colaboradores pueden verse simbolizados también los ministros en la Iglesia que absuelven los pecados.

opusdei.org

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