A King to Behold

01-08-2023Weekly ReflectionDr. Scott Hahn

An "epiphany" is an appearance. In today's readings, with their rising stars, splendorous lights and mysteries revealed, the face of the child born on Christmas day appears.

Herod, in today's Gospel, asks the chief priests and scribes where the Messiah is to be born. The answer Matthew puts on their lips says much more, combining two strands of Old Testament promise - one revealing the Messiah to be from the line of David (see 2 Samuel 2:5), the other predicting "a ruler of Israel" who will "shepherd his flock" and whose "greatness shall reach to the ends of the earth" (see Micah 5:1-3).

Those promises of Israel's king ruling the nations resound also in today's Psalm. The psalm celebrates David's son, Solomon. His kingdom, we sing, will stretch "to the ends of the earth," and the world's kings will pay Him homage. That's the scene too in today's First Reading, as nations stream from the East, bearing "gold and frankincense" for Israel's king.

The Magi's pilgrimage in today's Gospel marks the fulfillment of God's promises. The Magi, probably Persian astrologers, are following the star that Balaam predicted would rise along with the ruler's staff over the house of Jacob (see Numbers 24:17).

Laden with gold and spices, their journey evokes those made to Solomon by the Queen of Sheba and the "kings of the earth" (see 1 Kings 10:2,25; 2 Chronicles 9:24). Interestingly, the only other places where frankincense and myrrh are mentioned together are in songs about Solomon (see Song of Songs 3:6, 4:6,14).

One greater than Solomon is here (see Luke 11:31). He has come to reveal that all peoples are "co-heirs" of the royal family of Israel, as today's Epistle teaches.

His manifestation forces us to choose: Will we follow the signs that lead to Him as the wise Magi did? Or will we be like those priests and the scribes who let God's words of promise become dead letters on an ancient page?

A service of the St. Paul Center for Biblical Theology www.SalvationHistory.com.

En la solemnidad de la Epifanía del Señor, la Iglesia celebra con gozo la manifestación de Jesús como Hijo de Dios, que ha nacido para traer al mundo la Salvación. En el marco del tiempo de la Navidad en el que nos encontramos, la Adoración de los Magos al Niño nos ofrece otra posibilidad más para seguir penetrando en el misterio de quién es ese niño que nació en una aldea recóndita de Israel hace veinte siglos y que, sin embargo, continúa brillando con una luz que no se puede apagar en los corazones de tantas personas.

En el evangelio de hoy hay un elemento que llama poderosamente la atención: la estrella que guía a los Magos desde Oriente hasta Belén. Los intentos de identificar esta estrella como un cometa o como una conjunción de astros no han dado resultados satisfactorios. Según ideas difundidas en la época, el nacimiento de los personajes importantes estaba relacionado con ciertos movimientos de los astros. Dios pudo valerse de esas nociones para conducirles hasta Jesucristo. En esa perspectiva, el sentido del pasaje es claro: los magos comienzan su itinerario desde la revelación de Dios en la naturaleza, la estrella, pero tienen que pasar por la revelación en las Escrituras de Israel (En Belén de Judá — le dijeron —, pues así está escrito por medio del Profeta) para encontrar al verdadero Dios.

Mirar las estrellas nos puede ayudar a salir de nuestros asuntos cotidianos, a los que con frecuencia concedemos demasiada importancia. Sin embargo, aunque mirar al cielo puede ayudarnos a despertar, la verdadera estrella del mundo y de la historia, la que es origen y da sentido a las demás, está mucho más cercana a nosotros de lo que lo están los demás astros del firmamento. Jesús, en el pesebre o en brazos de su Madre, desea llenarnos con su luz, que nunca se apaga, para que también nosotros podamos ser estrellas que le ayuden a llenar el mundo y la historia con su claridad. Y esto es lo que celebramos en la fiesta de hoy y en todo el tiempo de Navidad, que Dios se ha hecho hombre para salvarnos, por pura gratuidad de su amor

http://opusdei.org

BACK TO LIST
Mass Times & Confession